Ayer me despedí, por este año, de Copenhague, con un largo paseo por el Tivoli. Toda la magia que la arquitectura le ha sustraído a la vida en tantas ocasiones, está allí puesta en juego de nuevo. Hay muchas cosas que hacen importante, y también extraña,  a Copenhague. Las sé y las contaré. Pero una ciudad que tiene en su mismo centro un parque de atracciones como el Tivoli, tan alejado en su forma y uso de los parques temáticos, es una ciudad en condiciones. No sé por dónde se empieza para fundar una ciudad. Yo la empezaría proyectando un parque de atracciones como el Tivoli. Padres y amigos¡¡¡¡ No dejéis de traer aquí a vuestros hijos¡¡¡