El pasado 1 de Julio, en la Escuela Técnica Superior Arquitectura de Madrid, asistí como miembro del Tribunal a la lectura de la Tesis de Carlos García Gonzalez titulada Atlas de Exodus. En el tribunal estaban, además, Beatriz Colomina, Enrique Nieto, Federico Soriano, y Fco. Gonzalez de Canales. La tesis fue dirigida por Juan Herreros con la colaboración de Jacobo Garcia-Germán
Suelo escribir los textos que explico. Me parece una deferencia necesaria al trabajo de investigación del doctorando, y evitar una improvisación más o menos afortunada. El que transcribo aquí, elaborado a posteriori, recoge tres momentos de mi intervención en Madrid, y no coincide exactamente con el que leí en aquella ocasión. Son dos momentos distintos que propician escrituras distintas. Pero casi coinciden en todo.
1
CEDRIC PRICE Y REM KOOLHAAS
La tesis de Carlos García abre una discusión que en su texto está tan solo esbozada. Para mí, ee refiere al rol que adquirió la figura de Cedric Price en el proyecto general de Rem Koolhaas. Este sería más o menos el argumento al que trato de vincular este escrito: a pesar de la colaboración directa de Elia Zenghelis en Exodus, un proyecto esencial en la trayectoria de Rem Koolhaas, es un proyecto que está pensado y desarrollado bajo la inspiración directa de la obra y las posiciones de Cedric Price. Es cierto, que no lo está como una influencia directa, sino como un argumento construido al contrario, a partir de añadir lo que el proyecto de referencia no tiene. Estar con Cedric Price y pensar otra cosa, es así como se le ocurre Exodus, sería una manera de explicarlo. Parafraseo una cita de Roland Barthes , ( “Estar con quien se ama y pensar en otra cosa, es así cómo se me ocurren las mejores ideas”). Rem Koolhaas está con Elia Zenghelis pero piensa en Cedric Price. Y piensa, por ejemplo en la insuficiencia de su propuesta. Insuficiencia no por la extraordinaria potencia intelectual que posee sino por el limitado alcance que intuye que va a adquirir en el mundo “real”. Rem K. no desea un proyecto en solitario, un proyecto cultural y ético “aislado”, el proyecto como una continua fuga hacia adelante. Él busca poder y reconocimiento.
Debemos cesar, de una vez por todas, de describir los efectos del poder en términos negativos “excluye” “reprime” “censura” ”abstrae”” enmascara” “esconde”. De hecho el poder produce: produce realidad: produce campos de objetos y rituales de verdad. Es Michael Foucault quien habla.
Lo que Rem Koolhaas añade al proyecto general de Cedric Price es la necesidad de que el proyecto se construya como una entidad espacial sobre la que se construye la condición del ritual. Es el ritual, siempre ideológico, repetitivo, instituyente, el que politiza, el argumento extra que politiza el acontecimiento arquitectónico. Esta es la diferencia entre arte y cultura. El arte no lo necesita: es acontecimiento humano per se, es política en estado puro. Pero los actos de la cultura, de la arquitectura por ejemplo, para que puedan llegar a adquirir condición política, sí.
Exodus: por un lado la arquitectura en sí misma, nada especial, digámoslo claro, nada extraordinaria si se la compara con la significación que va adquiriendo la que ya ha puesto en marcha Cedric Price. El proyecto como yuxtaposiciones muy inteligentes y sofisticadas de lo que ya está en el ambiente, de lo que existe ya en el mundillo docente y arquitectónico, de lo que ya se ha consolidado como dato de contemporaneidad. Pero es una arquitectura llena de neutralidad, una arquitectura en sí misma casi inocua. Ninguna innovación. Sus ejercicios anteriores en la A.A. se han desarrollado en registros parecidos. Solo algún personaje que habita el proyecto plantea en sus formas, en sus poses, condición de disidencia.
¿Qué es con ocasión del concurso, lo que R. Koolhaas añade al proyecto general de Cedric Price, o en otras palabras, qué se ve obligado a sacrificar del proyecto general que C. Price plantea, para que su proyecto, Exodus, y los futuros proyectos, adquieran condición de proyecto_destino, para poder convertirlo en brazo utópico del proyecto general que trata de construir? La cita en la que Michael Foucault aborda la distancia con una lectura tanatopolitica de la modernidad, se refiere a la construcción de los rituales de verdad del poder. El proyecto de Cedric Price le interesa especialmente al reconocer en él una condición extraordinariamente novedosa: la voluntad de que la arquitectura desaparezca sucesivamente, que el material físico y mental que arma esa arquitectura deje de ser el argumento central del acontecimiento arquitectónico que se construye. Cedric P. sabe, que lo que es común entre las estructuras de los hechos y las estructuras de las proposiciones que los formulan, no puede ser dicho, sino que solo ser mostrado. La imaginación repite ese común, la inspiración no. De ahí la desnudez de Fun Palace, y de tantos otros proyectos, de ahí la recurrencia a representaciones arquitectónicas a través de argumentos gráficos, visuales, textuales exteriores a la disciplina. Evitar repetirse. Formular un enunciado que siempre esté más allá del texto que dice, más allá de la arquitectura que propone, que amague la solución justo cuando esta está a punto de aparecer. Desplegar, sin dar pistas, el placer en lo desconocido. A Cedric, bon vivant donde los haya, le da igual las consecuencias que acarrea en la Academia esta posición tan libre, tan bizarra. A Rem Koolhaas no. No solo está preocupado porque sus dibujos no son publicados en las Anuarios de la A.A., sino que hay una ambiciosa terquedad en construir su proyecto como un destino.
Pero la arquitectura necesita de una implacable comunicación sobre sus necesidades, emociones y objetivos. La arquitectura, su representación pública, la comunicación de su intelectualización, debe atenerse a partes, argumentos y expedientes reconocibles. Y esto supone una doble exigencia
1.
Que los campos de objetos que producen realidad deben ser campos no neutros, deben por tanto ser referenciados. Arquitectura referenciada por la ciudad, por la cultura de la ciudad como realidad: ese será siempre el indicador principal de Koolhaas. Y dejar constancia de esa fijación será la escritura de Delirious New York. La ciudad espacio central de la cultura: lo aprendió Rem K. de O.M Ungers sin duda, pero lo vivió y lo interiorizó a través del cine.
2.
El ritual, su repetición, convierte lo que no es real en verdadero, Y es en la representación de estos rituales allí donde se produce la disidencia. Una disidencia que nunca sucede en la arquitectura en sí. En la arquitectura, puede haber innovación, avances, etc. etc., pero nunca disidencia. Eso sólo sucede en sus prácticas colaterales: en la docencia, la más importante de todas ellas, en los textos, los guiones, los círculos, los clubs,…..Los espacios como lugares de producción de rituales, como lugares de producción de culto que esa arquitectura propone. Un conjunto de intensos y bizarros fotomontajes entremezclados con delirantes relatos, canciones, performances, textos-manifiesto, textos-poema sobre una arquitectura formulada sin una especial significación previa, sin una especial relevancia espacial. Esta melange, más que mezcla, amalgama, fusión etc. es la gran aportación que Exodus hace a la arquitectura. Y queda sin explicar aún, porque este no es el sitio, pero queda apuntado en voz alta, el papel esencial que jugaron Madelon Vriesendrorp y Zoe Zenghelis en ese proyecto. Basta observar cómo se pasa de los esquemáticos bocetos de los dibujos de Rem K. a la complejidad de los fotomontajes de Exodus. Pero no es solo una cuestión de forma. La intelectualización de los vínculos íntimos que los fotomontajes proponen, la clarificación de los propios valores disidentes, el uso de una técnica depurada para una contextualización como la que proponen, el establecimiento, en suma, del relato íntimo como asunto público y emocional en acontecimiento ciudadano, es algo que pertenece a una forma de identidad que solo podía ser desarrollado desde una política feminista activa.
Y ¿cómo, y en torno a quién, organizar esos rituales? En torno a la figura de esos ciudadano erradicados, esos sujetos desposeídos, sujetos vulnerables, relacionales a la fuerza, y desde luego nada virtuosos. Una noticia leída en LIFE, que tal vez incluso no fuera cierta, hecha verdadera por la arquitectura a pesar de su irrealidad. El prisionero convertido en ciudadano a través del cual la arquitectura construye una filosofía singular basada en tejer relaciones, encuentros, promiscuidad, en ser siempre un sujeto dependiente y nada autónomo. Exodus está lleno de todo ello, de un hedonismo crítico y desmedido para que la vida vulnerable, la más elemental de las vidas cotidianas, la que no necesita para nada de la arquitectura, siga existiendo, y para pensar desde una vida que lo es todo menos heroica, las condiciones para la liberación de la arquitectura.
Los objetos construyen poder pero no construyen la subjetividad que construyen los rituales. Su incorporación es la extrema novedad del proyecto de Koolhaas: entender que el vínculo entre capitalismo y modernidad en las emociones de los personajes principales es el tema central de la subjetividad moderna. Los objetos arquitectónicos en sí mismos, abundan, en su insistencia tectónica y autoritaria, en su condición de algo arquitectónico, autónomo, no referenciado, ni por la historia, ni por los contextos, ni por los sentimientos. Es el ritual el que los erotiza el que eleva su presencia pretendidamente inocua a la condición de conflicto, el que eleva la condición pretendidamente inocua de la arquitectura a un espacio político, a un lugar en el que “…/los coches, las ropas, las fotografías, las historias, los comics, ../las arquitecturas también, por supuesto,/ son considerados manifiestos contemporáneos, un espacio de no retorno en la configuración del activismo y del llamamiento. Explicitan que ya no se puede volver a visones taxativas, univocas, a la ausencia de debates o a la exclusión de lo considerado marginal. Y lo hacen a través nuevas descripciones y posicionamientos, que se erotizan, que entran en fricción. Pero sobretodo, que discuten, que se pelean y que hacen el amor. ( Ivan L. Muera 2014)
2
SUBJETIVIDADES ENLAZADAS
La penúltima parte de la Tesis de Carlos Garcia se titula Ultimo manifiesto antes de La Niebla. Lo que trata de explicar Carlos Garcia es que al aceptar la dirección curatorial de la Bienal de 2014, Rem trata de convertir el acontecimiento cultural de la Bienal en un experimento personal con el que pretende cerrar el ciclo en el que él ha venido trabajando desde los años 60. La vuelta a los fundamentos, que el enunciado principal propone, debe entenderse como la necesidad de construir un puente entre arquitectura y sociedad que no venga mediado ni por los ejemplos personales de los arquitectos, ni mucho menos por las arquitecturas más estereotipadas que éstos han ido construyendo.
La Bienal 2014 trata de mostrar las distintas formas de intelectualización de ese vínculo entre arquitectura y sociedad, las distintas formas de construir ejemplificaciones de ciudadanía. La concesión a Phyllis Lambert del León de oro es una muestra inequívoca de ello. La Bienal, planteada desde esos fundamentos, como múltiples expresiones de la intelectualización del vínculo entre arquitectura y sociedad. Una búsqueda de la que Rem Koolhaas nunca ha sido ajeno, y de la que tampoco quiere estar ausente en esta ocasión. Y como gran hacedor del discurso de la cultura contemporáneo que él es, sabe que debe quedar incluido en el enunciado, pero que aquello que pretende decir solo puede estar si es capaz de ser mostrado como un acontecimiento biográfico propio.
A lo largo de su carrera Rem Koolhaas ha tenido un cuidado exquisito de que su trabajo no sea entendido como un trabajo vinculado al mundo del arte. Pero él sabe que la ficción del arte es un lugar apropiado para incrementar la complejidad biográfica, pero sobre todo para extender la acción personal hasta la política, hasta la acción directa. ¿Cómo construir una forma de esa disidencia ciudadana que lo identifique? Desde luego, desde la “arquitectura”, no. Construir un relato, bizarramente arquitectónico, y meterse dentro de él.
Rem Koolhas está en la Bienal con un texto escrito en el suelo, y una fotografías fragmentadas de su hija Charlie Koolhaas de la Biblioteca Laurenziana (VER ANEXO) Las colaboraciones artísticas, superponiendo formas de colaboración paterno filial, así como sus posteriores relatos, en los que solapadamente se describe lo sublime de esta colaboración, suelen producir un cierto sonrojo, suelen tener algo de incómodo. Hay en esas formas de colaboración una inevitable adulación que siempre es difícil de soslayar adecuadamente. Pero en esta ocasión la incorporación de las fotografías de Charlie Koolhaas adquiere esa condición de manifiesto personal. Esa es la manera como quiere estar allí. Nada más alejado del lenguaje profesional que esta normalización intelectualizada de la relación entre él y ella. Nada más alejado de una lectura profesional que esta sofisticada historia en clave de sacrilegio turístico. El texto, con el que Koolhaas acompaña las fotografías de la hija, concluye a si: .. “Para transmitir esta “brutal belleza”, invité a Charlie Koolhaas a registrar como fotógrafo e interpretar como socióloga dos formas de sacrilegio_ la arquitectura de Miguel Ángel, y la visita turística de Miquel Angel.” Es un Rem Koolhaas convertido en un observador exterior, que queda deslumbrado tanto por la “brutal belleza” de la arquitectura en sí, como por la acción de masas que el turismo ejerce sobre ella. Las posiciones, por ejemplo, que podría tener un sofisticado e intelectualizado ciudadano cualquiera. Una acción que acumula infinitas resonancias entre la reflexión sobre la arquitectura y su historia, el uso que se hace de ella, las distintas formas de recuerdo, la acumulación de significados que supone esa trasferencia entre padre e hija, etc., lo que le permite acercarse a la arquitectura desde situaciones no profesionales, y desde luego, ir, aunque sea en este pequeño montaje, mucho más allá de la condición espectacular de la arquitectura, y su condición gregaria de la cultura, que Rem Koolhaas tanto odia. Una arquitectura que practica conexiones sacrílegas, no profesionales, a través de las nuevas tecnologías, exhibe su condición performativa, o sus vínculos con la cultura pop y con la televisión o las redes sociales ……toda una desaparición de los códigos profesionales convencionales. Una arquitectura que así vivida, en familia, al desnudo, convierte a Rem Koolhas en un ciudadano expandido.
3
HISTORIAS QUE RESUENAN
La tercera reflexión que plateé durante la discusión en el acto de la Tesis tenía que ver con la posición que el propio Carlos García se asignaba respecto al texto que había presentado.
Ya he esbozado anteriormente esa idea de ser parte de la ficción, a raíz de explicar por qué Koolhaas quiere estar dentro del relato que construye. Así están construidos muchos de los libros de Enrique Vila Matas, en especial Kassel no invita a la lógica, o las novelas de Emmanuel Carrère. Y me preguntaba hasta qué punto encontraba extraño, y convencional, el procedimiento que había utilizado Carlos para escribir sus conclusiones. Me parecía que tenía poco que ver ni con la novedad del asunto ni con intensidad del texto.
Me atraía de los ejemplo de Vila Matas, y de los texto de Emmanuel Carrère, tanto Limonov como El Adversario, la manera cómo el libro se convierte en autorreferencial creándose una especie de vínculo comprometido entre los escritores, sus vidas, sus historias, sus anhelos y sus dudas, y las de los personajes objeto del relato. Historias que resuenan, era el epígrafe de mi demanda a Carlos para que el texto perdiera la frialdad de una investigación, que aun siendo rigurosa, extremadamente rigurosa en cierto sentido, era también una ficción, una acción de política directa. Veía, en esa forma de contar entremezclada del texto, que no se limita a pensar qué sucede, sino quien es el personaje, quién es en realidad Koolhas en este caso, la posibilidad de ver también quién es ese Carlos García, y cuáles son las formas de compromiso que él establece con el texto. Esa complejidad biográfica, es, sin duda una forma de lograrlo. Porque de lo que se trata, concluía en Madrid, “…… lo que creo que está en el origen de Exodus es seguir pensando rituales de aproximación acerca de cómo la arquitectura puede ser una herramienta para adentramos en la vida de los demás. Y esta conclusión, esta ficción que tan acertadamente practican Vila Matas o Manuel Carrere, entre muchos otros, es extremadamente actual, extremadamente pertinente, para logra esas desapariciones arquitectónicas que, con Koolhaas, más de uno anhelamos que sucedan”.
Jose M. Torres Nadal Alicante Junio Julio 2014
ANEXO
Texto de REM KOOLHAAS escrito en el suelo en la Bienal de Venecia 2014, frente a las fotografías de la Biblioteca Laurenziana de Charlie Koolhaas
En otoño de 2006, tuve una urgente necesidad, de revisitar, o visitar por primera vez, el Renacimiento Italiano.
Una vez empezada “mi vida arquitectónica”, justo al acabar la escuela, educado por profesores de Courtauld, y, incluso, una vez, por el mismo Antony Blunt, estaba seguro de que conocía bastante bien el alcance de sus propuestas, de su repertorio y de sus efectos. Pero esa confianza se desmoronaba cada vez que la confrontaba con sus artefactos.
Veinticinco años inmerso en esta distancia me produjo un casi sentimiento de desafección. En cada encuentro, “ el Renacimiento “ adquiría una mayor complejidad.
Volví, por tanto, en 2006 de nuevo a Italia en un último esfuerzo por entenderlo, y de lejos, la experiencia más inquietante que experimenté en este viaje fue la visita a la Biblioteca Laurenziana de Miguel Angel. Aquel espacio era espeluznante, casi como si fuera una pesadilla. Nada funcionaba, todo estaba “equivocado”. Pero la suma de todas esas disfuncionalidades era apasionante. Era como si la piel exterior de un Palacio se hubiera desgajado y se la hubiesen utilizado para forrar un patio interior plegado, condensado, incluso abollado. Todas las proporciones habían desaparecido en esta patosa compresión. El espacio es claramente un interior, pero sorprendentemente ofrece la experiencia de un exterior. Definido por diferentes fachadas a través de las cuales puedes entrar en cuatro distintas dependencias
¿Se puede comparar la violencia artística en la intervención de Miguel Angel en esa arquitectura, con las muchas y tímidas implicaciones en la disciplina de sus contemporáneos? Miguel Angel toma cada elemento arquitectónico y fuerza sus formas y sus significados para establecer nuevas relaciones que no respetan las ridículas “lecciones” con las que los arquitectos han desarrollado su profesión. Él redefine y re-imagina la pared, la ventana, la puerta en un área no mayor que una sala de estar, dominada por una escultura gigante que pretende ser una escalera. Para los artistas contemporáneos y los arquitectos en general la lección de la Biblioteca Laurentiana es que el manierismo es una lección que hay que digerir en y en pequeña dosis.
Para expresar esta “belleza brutal “, invité a Charlie Koolhaas a registrar como fotógrafa y a interpretar como periodista, dos tipos de sacrilegios : la arquitectura de Miguel Angel por un lado, y la visita turística de la arquitectura de Miguel Angel por otro.