Ha sido, de nuevo, J. Derrida el que ha situado la obsesión como aquella condición que permite distinguir lo impostado de lo verdadero,. …”Un falsificador puede imitar le gesto del pintor o el estilo de un escritor, y hacer imperceptible la diferencia, pero jamás podrá hacer suya esa obsesión, lo que los obliga a volver sin descanso hacia ese silencio donde están grabadas las primeras improntas”.
Fijarla, preguntarse por ella, una y otra vez, “ volver sin descanso hacia ese silencio …” construir esa obsesión. Preguntar qué arquitectura hace hacer esa obsesión. Esta es la descripción más exacta que puedo dar de este primer ejercicio.
Si hablaba de la aleatoriedad, que sería mejor llamarle, en nuestro caso, azar, no es para que el ejercicio dé cuenta exacta de cómo habéis manejado los datos que os llegaron desde fuera. El haberlos tenido en cuenta o no es vuestra responsabilidad o vuestro reto. Yo lo único que quería es añadir las condiciones del azar. Lo que espero el viernes es que hablar de las arquitecturas, la única conversación que interesa, nos ayude a fijar la complejidad de esa obsesión como una de las formas de existencia.
Una obsesión mostrada como una película, una maqueta, un libro, un gran dibujo, una serie de acuarelas, un proyecto… una forma de obstinación para poder encontrar tras esa obsesión un significado a vuestra relación con la arquitectura.
Obsesión
29-09-2014