He visto contigo carreteras inundadas, campos recién segados y arquitecturas exasperantes. Contigo he hecho cosas nada divertidas y que yo tampoco volveré a hacer. En tus asientos he llorado lo suyo, y lo he pensado todo, casi todo. Y tus tapicerías han sentido el calor de deseos a veces lunáticos, a veces inexplicables. He hecho travesuras mientras conducía, y has visto crecer verano a verano a Miguel y a Rosa mientras atravesábamos las idas y las vueltas al sur, al norte. Y siempre te…